De pronto, el mar, se queda sin verbos
Para decirte, en el silencio sostenido,
Que sólo quiero envolverte en el azul
Que descansa en la línea del cielo.
Y mis manos, que anidan en tu primavera,
Son olas que acarician tu vientre desnudo
En una aritmética de palabras y temblores,
Cuya matemática es un canto infinito.
Azul y más azul,
Para la rítmica delicadeza de tus besos.
Azul
Como la brisa de tu voz para mis oídos.
Vine por una gota de sangre, lágrima viva.
Y encontré mi corazón latiendo
Hacia la vertiente luminosa de tu abismo.
Alguien despierta en mí, un temblor, una esperanza,
Con el cuidado del que desvela un crimen,
Un pasadizo a una irresistible geografía.
Y todo es mar, mar bravío, caballo dominante.
Y recorro tus pasos por la arena.
Y en la noche, cantan en mí, luceros de mañana.
Julio casati