¡Colibrí!
Hablaba la niña,
mientras el avecilla picoteaba las rosas del jardín,
soy pequeñita llévame en tus alitas
adonde esta mi mamita.
¡Colibrí!
Decía la niña,
yo creo que papito miente,
mamita debe estar en el paraíso
comiendo perfumadas manzanitas.
Si no puedes llevarme, llévame una cartita.
Ahí le digo que ya voy a la escuelita,
que ya se rezar,
que todas las noches
oramos con papito por ella.
Que todos los domingos,
después de la misa
Voy con papito a su tumba
llevándole lindos claveles
y perfumadas rositas.
¡colibrí!
Yo creo que papito miente,
me dijo que mamita vendría
cuando yo sepa leer y escribir
Y ahora ya lo se, ¿Entonces porque no viene mamita?
Colibricito lindo,
dile a mamita que ya se la verdad,
que le escuche decir a mi abuelita
que ella murió cuando a mi me paria.
Dile que le amo…
El colibrí se detuvo en el aire frente a ella,
vio sus ojos muy tristes de la niña,
y sobrevoló a su alrededor
Y en un raudo vuelo
Zumbando sus alas el avecilla se marcho.
La niña se sintió sola… abandonada.
Y al ver a su padre corrió a sus brazos
y aferrándose con fuerza a su cuello
La tierna criatura sin consuelo lloro.
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