Rosa que roja naciste
ataviada de pasión
con aromas de ilusión
mis sentidos sedujiste:
como al canario el alpiste
como el néctar a la abeja
es tu corona bermeja
delicia de mis sentidos;
que suspiran conmovidos
en fascinación perpleja.
Rosa que siendo tan bella
haces mi dicha genuina
e ignoro la cruenta espina
que en agudeza atropella;
mientras el alma centella
rendida de admiración
tu compleja perfección
el sentimiento enaltece;
con perfume que enloquece
de embriagada seducción.
De tu frescura exquisita
mi dicha quedó prendada
y en tu fragancia enjugada
crece alegría bendita;
a tu esbeltez infinita
ninguna otra flor iguala
ni el candor que te acicala
dándote aspecto hechicero;
cuando un corazón sincero
en tus encantos se avala.
Es tu presencia coqueta
festín de mil ilusiones
que conociendo intensiones
tú sabes guardar discreta;
eres la frase completa
que se pronuncia silente
por sentimiento que ingente
se vale de tu ropaje;
ofrecido cual mensaje
de un palpitar transparente.
Con tu perfume de amores
das al alma encantamiento
adornando el sentimiento
de las ternuras mejores;
rosa que de entre las flores
en pasiones te desprendes
con tu presencia hoy enciendes
fulgor en dos corazones;
que ardiendo están en razones
que tan sólo tú comprendes.