Había sido una noche especial,
Velas encendidas, sábanas limpias,
Ambiente espectacular, ténue olor a vainilla,
Un suave murmullo de voces sugerentes
sobre una almohada compartida,
Un vuelo sobre las nubes
como el planear de las águilas,
Arritmia en nuestro respirar,
electros sólo de oídos
y ósculos encendidos,
un salir y entrar de la brisa en los sentidos.
Así nos sorprendió la vecina alborada;
nos incorporamos, nos bebimos,
Yo lo tomé suavemente
y lo acerqué hasta tus labios,
todo lo consumiste y al final,
se deslizó lentamente
la última, la más deliciosa gota,
la tomaste con tu dedo
y en tu lengua la pusiste.
No olvidaré aquella hermosa expresión
de suma satisfacción,
¡Que delicia fue saciarte
con aquel grato sabor!
D.R. Vozdetrueno