Abjuración
No más metáforas, ya no
palomas en la sangre difícil del que vive,
sólo latir en decidió anhelo,
sólo acoplar el pene con la estrella.
Y carecer silenciosos de la paz y la lástima,
pero apurar el tranco con un ángel bajo el brazo.
Para qué ocultar la felicidad con llanto,
mi inmejorable calavera les pregunta.
La noche aprieta su puñal entre los muslos,
pero se acopia en cada charco un cinturón de mil luceros.
Nuevo cambio de tumba yo propongo:
romper el mar en busca de las olas
y suscribir un no que parezca veintisiete,
que las dudas cicatricen bajo el sueño
y una noche las heridas se nos cierren para siempre.
Y si los hombres no ven luz en tu alma,
encomiendo a los gusanos el brillo de tus huesos.
No más dolor, por mientras no más antesalas,
la araña está en mi piel y la destejo,
me habita una ciudad, me surcan peces
y en las orejas me crece algo de nieve y de silencio.
Hay que decir, decirlo todo
y que nadie después se de por no avisado.
Que quede claro como el más reciente sueño,
no escribas nada y hazlo todo,
no escuches más y vete a florecer.
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12 03 13