Para mi madre
Ahora que están secos
los recuerdos de antaño,
sus manos de muchacha
todavía no extraño.
Me basta su alma ancha
su hondo misterio
que es luto y alegría
son de lloro y salterio,
mi paz y mi agonía.
Mama vieja, vieja mama
calma nueva, calma vieja:
su partida hoy me deja
una pregunta en el alma.