No, nada llega tarde, porque todas las cosas
tienen su tiempo justo, como el trigo y las rosas.
Llegó el tiempo justo, las rosas florecieron junto al trigo y el viento provocó vaivenes injertando sus esencias.
No diré que esa noche que sólo a ti te digo se
me encendió en la sangre lo que soñé contigo
No te diré que esa noche se encendió mi sangre cuando te soñé; elijo sepas que, despierta corre ardiendo de solo pensarte.
Espero tu sonrisa y espero tu fragancia
por encima de todo, del tiempo y la distancia.
En la languidez de la espera, dibujé tu sonrisa y ensayé tu fragancia –la encontré- para confinar el tiempo de tu ausencia y cerrar la distancia de nuestro encuentro.
Pero, ¿cómo no amarla señor, si tú hiciste
que fuera turbadora y fragante como la primavera?
Doy gracias por sentirte verano, por la tibieza de tu amor y antorcha de mi pasión; otoño, cuando eres sol que se oculta refrescando las arremetidas del estío; invierno, dejando de ser rocío para ser lluvia que baña todo mi cuerpo o frío que cala hasta mis huesos; y primavera, provocando un sentir que vigoriza mi alma y mi cuerpo.
El mar sigue cantando cuando pierde una ola.
Seguiré cantando, aún cuando no agite viento que traiga oleaje que bañe cada nota de mi melodía.