Quiero intentar luchar, para buscar en el silencio de tu esmeralda mirada,
el responso que me salve de tu larga y lejana ausencia,
y que dé la luz que necesito,
a mi infausta y extraña sensación de estar dentro de una sepultura.
Pues como ciego en el ardiente laberinto donde hoy me encuentro,
siento como mi alma se quema y va muriendo,
porque esta se encuentra inexplicablemente entre llamas y deshabitada.
Y mi rebelde corazón muerde con dolor mi pensamiento,
desde que pasa tantas noches reprochando y merendando tu cruel partida.
En mi mente se agolpa el recuerdo de aquella noche misteriosa y sin despedida;
de cómo te desvaneciste con aquella irresponsable y taciturna blanca rosa en la mano.
Cuando el equinoccio muere, nace el desconsuelo,
y en ese momento avisa su llegada el eclipse del invierno.
¿Un cumpleaños tuyo más?
De que me sirve, si ya no te puedo abrazar, para que tampoco ni con mis lamentos,
tan siquiera pueda pretender para codiciar a percibir el aroma, de tu bendito cuerpo.
Beso inconcluso, que va cumpliendo con su funesto destino,
gracias a tus melindrosos labios.
Beso huérfano, el que ni siquiera puede tener un baúl para poderse aguardar,
gracias a tu petulante boca.
Y yo aquí en compañía de tu desdén,
paso desnudando a cada una de mis noches mientras enjugando mis furtivos sueños amanece,
y masticando letras para que mi solidaria pluma te escriba un triste y doloroso poema de amor,
sin que aún te des cuenta de que soy yo… el único quién te ama y te extraña.
Pero es que como has de pensar si estaré tan loco,
cuando quiero que tu mirada me escuche,
y es tan solo para que le diga a tu ingrato corazón que no me ignore,
porque quiero ser su huésped de todos los días,
y que mis suspiros sean para él, cada noche su ambrosía.
Porque también me gustaría saber cómo buen amante,
lo que es probar y sentir al menos,
un despertar disfrutando de tu dotada hermosura,
pero sobre todo cuando a luz del alba,
tener la dicha de cuasi espejos poder mirarme y atravesar hasta llegar a tu alma,
por esos… esos…
tus candorosos, fulgurosos y hermosos ojos.