Así empezó el día, la lluvia...
la lluvia era testigo de que algo sucedería,
bueno o malo, ¿quién lo sabría?
Pasaron las horas, el tiempo transcurría
y así llegó el momento que no me imaginaría.
Mi mente ya había presentido aquello
mas no estaba segura de ello.
Llegué al escenario
tan esperado por mi mente
y miré a mi costado,
tenía la certeza de que mi mirada
estaba en la nebulosa.
Para mí no existía nadie,
aunque eso era un error,
tenía personas a mi alrededor.
Como estrella fugaz
una compañía a mi mirada solitaria
hizo acto de presencia,
en ese momento
sólo habían pequeños ruidos disimulados,
¿de quién era esa mirada?
Difícil pregunta para mis ojos
pero no imposible de responder.
Una sonrisa tonta aparece,
ésta como intrusa no se iba; pero mi voz...
mi voz suplicaba retirarse.
La mirada desapareció,
pero dejó nerviosismo y torpeza.
Ilusiones, digan algo ilusiones,
por qué se aferran a algo imposible,
la mirada no se quedaría,
eso era predecible.