Desde la matriz santa de una bella mujer
Una flor se abrió a la vida
como una gotita de esperanza
como si nos devolvieran la alegría arrebatada
¡Mujer, tenías que ser para engendrar nueva vida!
¡Dulce madre, bella mujer!
Y tú chiquito hermoso que regalas ternura
Y en tus manos pequeñitas empuñas el futuro
La ilusión el anhelo.
¡Escuchas esa nana, que te esta arrullando
Con una vocecita de ángel suave dulce?
Es la voz de tu abuelita que desde el cielo
Te trae con su canto cien mil luceros
Que se posarán en tu cuna, y habrá jilgueros
En armonioso coro dirigido por ella.
Desde las nubes te observa tan complacida
Y derrama sobre esa cuna lágrimas dulces
Que caen como perlas como brillantes
Y serán tu aureola de luz para que vivas.
Te acuné en mis brazos por un instante
Y empapaste mis ojos de diamantinas lágrimas
Y cuando me alejé en mi alma sentí sosiego
Quedé en paz con la vida y con el cielo.