Espacios sin distancia,
el pecho,
que se expande y se contrae.
El solitario pájaro
que canta en su concierto,
las dormidas hojas
se desperezan
con la imperceptible brisa,
mosquitas de mayo diminutas,
vuelan como tamo por el aire.
No te miro,
te huelo tampoco,
presiento sólo,
la presencia invisible.
Ecos de la misma,
aparecen,
en el ligero movimiento
del tallo de los pastos.
En el ruido de la hojarasca
de pisadas muy pequeñas,
de las columnas de hormigas
con su incesante actividad.
En el tronco café del hule,
lleno de raíces adventicias,
donde tu esencia sube y baja
por sus venas.
Castillo de fantasmas
por las sombras indefinible,
proyectadas por la noche.
mudo y silencioso me acompaña.
Más viejo que mi edad,
guarda los secretos
de tantos seres
que cobija,
del calor del sol
y de la lluvia.
La engañosa mirada
calcula la separación
entre las cosas.
Al cerrar los ojos
y apagar la mente,
en un punto de vida
trasmutamos todos.
Desde los calcáreos
y basálticos pedruzcos,
arrastrados por anónimas
corrientes,
hasta lo que fluye,
sin darme cuenta
a mi alrededor,
el mismo corazón.
Estamos todos,
aquí contigo,
en el infinito espacio,
desde la eternidad del tiempo.
EL POETA DEL AMOR. 28-06-09.
CUERNAVACA, MORELOS.