La lluvia cae en mi silencio,
Resonando en agudos repiqueteos,
Entre sueños me transporta,
A un sopor aun más profundo.
Ya mis sentidos se apagan,
Al estado mínimo,
Y reflexiono en esos momentos,
Quizá es la sensación,
Más cercana a no existir,
Sin consciencia de cuerpo,
Ni pensamiento presente,
Es una idea que me,
Asusto tanto,
Cuando era niña.
Ahora sé que cuando,
Llegue mi hora,
Si tengo la suerte de que
Venga, cuando el cuerpo
Lo mande,
Ya no abra tanta fuerza
para nada, y por lo tanto,
A medida que los años pasan,
Todo nuestro cuerpo se prepara,
Y nuestra mente se conforma,
Aceptando un destino,
Que traemos al nacer.