Adversario de guante negro,
pluma de cuervo, que ahora,
reposas sobre en mi lecho.
Tú, que a dentelladas te transformas
en cautiverio de mi pecho,
párate de frente, y dame,
el respirar mudo de tus besos.
Ahógame lentamente,
presentándome la bruma,
-y si aun eres piadosa-
desata la vida que no merece.
Rendición de reos.
Cobardía de verdugos.
Anhelo sentirte dentro...
Sabiendo… que ya no siento...