A veces la tristeza nos envuelve como un manto pesado
que no nos deja sacar nada de nuestro interior.
Las palabras se quedan ahogadas por mucho que grites,
pero qué importa, aunque alguien te oyera,
nadie te haría caso, sería gritarte a ti mismo.
A veces la tristeza te deja el alma tan vacía
que las palabras se convierten en el eco de la nada.
Quién te va a oír al final de ese hueco tan profundo,
allí sólo existe la desesperanza del fin de la existencia.
La tristeza es un mundo sin luz, de obscuridad absoluta,
para qué serviría la luz si no hay nada ni nadie a quien ver,
sólo encontrarías un mal reflejo de ti mismo.
Mi tristeza la convierto en versos, en versos sin sentido,
no sirven para nada, son un sabor amargo en las boca,
sueños rotos en largas noches de insomnio .
FELIX