Moviéndose en el viento se halla la semilla,
diciendo adios al aire con su aroma,
sin temer que venga una avecilla,
se pare entre sus ramas y la coma.
Después de comer, el ave canta,
como agradeciendo su comida;
después en un vuelo se levanta,
y va a la rama donde anida.
Autor:Bernardo Arzate