cami-de-sirga

Memeces... de Presidentes. Vivos o ausentes

“¡Memeces… de presidentes!

¡Vivos o ausentes!”

 

Que nadie se duela

Creyendo que hablo de su presidente,

pero clama al cielo que se crea

¡que es tonta la gente!

Vivo o difunto, malhablado o displicente

Que no se crea

¡Que es tonta la gente!

A muchos les pareció corto su tiempo,

¡qué largo para la gente!

Creyéronse mesías…

Pero ¿qué se han creído?

¿Qué es tonta la gente?

Alguno quiso perdurar más allá del tiempo,

Ser eterno, jugar a dioses…

¡Que se dejen de memeces…!

Afantasmados, espectrales, momificados o extraterrestres…

La vida continua sin ellos

O incluso mejor, seguramente,

A no ser que alguien cercano, ocupe su silla aún caliente.

Pero ¡atentos!

La gente ya no se cree sus memeces…

¿Cómo se puede creer en un presidente

Que no deja libre a su pueblo

Que no le deja que piense?

¿Cómo se puede creer en un presidente

Que compra el voto y la dignidad de su gente,

¿Cómo se puede confiar en un presidente

Si necesita siempre tener alguien en frente,

Y, haciéndole frente, acabar haciéndolo ausente?

Que sepan esos presidentes de pacotilla,

Malos actores pero con mucha boquilla

¿Qué prendiendo a alguien, haciéndolo preso,

Dominará su libertad, si es libre de pensamiento?

Todas las dictaduras acaban muriendo,

Ya sean de uno u otro tiento,

Políticas, militares, religiosas o de pensamiento…

Pero recuerden, con el paso del tiempo

Se les volverá en contra la gente.

Al que le aplaudía, insultarán

Y al que callaba, cobarde llamarán…

El presidente, gracias a Dios,

Está de cuerpo presente.

Ojalá que estos presidentes ya ausentes,

Pero que aún están presentes,

Sean colocados en el cementerio de los no-olvidados,

Y que, por fin, los que de él se escondían

Pueden gritar  ¡libertad!

Sin temor a ser fusilados.

Y si alguien tiene aún dudas

¡Qué se lo crea!

¡Qué no es tonta la gente!

Déjense de memeces, las de su expresidente,

¡Que la gloria pertenece a la gente

Y no al presidente