Amo tu húmedo rostro de mar,
Tus ojos que nunca veré amo,
Tu piel que mató tantas horas frías
Y el presentimiento de tu boca sobre la mía.
¿En qué extraño país creciste?
Porque te busqué tanto, tanto;
Sin saber que siempre te llevé,
¡Pero qué feliz hubiese sido si te hallaba!
Mas ahora, al cerrarse esta gran puerta,
te llevaré, Ilusión, por los caminos azules,
allá, donde el mar es más nuestro y quieto.
Tal vez tu ya hace tiempo que me esperabas.