A Sara
Desde la quieta pradera de mi sangre
Se oye entrar la luz de tus ojos.
Vienes desnuda,
A brazo abierto,
Con el amor en la boca.
Sitias mis labios
Y mis palabras.
Aquellas que dicen locura
Se multiplican entre tu cuerpo;
Te contagias
Y en tu confusión por morir o no de èxtasis
Me besas
sin saber que seré yo
a quien se le vaya la vida.
Ian Henry Deep