Emma Lores Matos

El extraño y la doncella

 

 

- Perdone señorita,

como se llama usted?,

 

- Me llamo Señor Ines,

para servirle merced.

 

- Cuanto me gustaría,

tener sus servicios cerca,

es usted la flor mas bella

que crece en este campo.

 

- Me alaga usted tan harto,

señor con su buen cumplido...

 

- No, señorita hermosa,

no es alago, es verdad,

tiene usted claridad

y belleza en su mirada.

 

- Oh señor, que vergüenza,

nadie me lo ha dicho antes,

 

- Es que quisiera tocarte

para ver si eres real.

 

- No, por favor, no me toque,

que por aquí es pecado,

que un hombre extraño te toque,

 

- Son tus cabellos tan finos,

despiden sublime aroma,

que me provoca acercarme,

para olerlos mejor.

 

- No, no lo haga señor,

que a mi me han enseñado,

que un hombre y una doncella,

no pueden estar pegados.

 

- Tu piel se ve tan lozana,

como la hierba del campo...

 

- No siga señor hablando,

que ya me tiene nerviosa,

 

- Le digo joven preciosa,

que sus labios son tan rojos,

que me han provocado antojos,

de tocarlos con los míos.

 

- Oh señor, que atrevidos

son esos labios suyos,

yo también tengo mi orgullo,

no lo dejare acercarse.

 

- Puedo preciosa mirarme,

en tus ojos tan oscuros?.

 

- Bueno señor, eso es puro,

mírese usted por favor.

 

- Oh tu mirada es flor,

tu aliento casi me excita.

 

- Yo creo que así, cerquita,

usted me provoca cosas.

 

- Calla, ya beso tu boca,

este momento es sagrado.

 

- Señor, me siento mareada,

algo me hace vibrar.

 

- Déjate niña llevar,

no escapes de lo que sientes,

estoy entrando en tu vientre,

hoy te volverás mujer.

 

- Oh señor, que puedo hacer

para escaparme de usted,

si la fuerza se me fue,

y apenas usted es un extraño.

 

- Ya nada mi bien, ya nada,

lo que paso ya es historia,

y yo me llevo la gloria,

de haber sido el primero.

 

- No me deje aquí en el suelo,

no se valla por favor,

se lleva usted mi honor

y eso no debe ser.

 

- Ahora eres mujer,

ya sabrás lo que te toca,

a mi me espera otra,

con quien estoy bien casado.

 

- Es usted un desgraciado,

por que me hacho vileza,

si mi vida era perfecta

antes de verlo en el campo.

 

- Me atrajeron tus encantos,

yo también me sentí preso,

así que vive con eso,

culpable fue tu belleza

y no le llames vileza,

que a los dos nos gusto.

 

- Ahora que hago yo,

que le contare a mi padre,

 

- Dile que se te hizo tarde,

que mañana volverás,

y ojala que sea verdad

para tenerte otra vez,

aquí te espero mujer

todos los días que quieras,

para volverte a tener,

de nuevo sobre la hierba.


               Todos los derechos reservados