- Perdone señorita,
como se llama usted?,
- Me llamo Señor Ines,
para servirle merced.
- Cuanto me gustaría,
tener sus servicios cerca,
es usted la flor mas bella
que crece en este campo.
- Me alaga usted tan harto,
señor con su buen cumplido...
- No, señorita hermosa,
no es alago, es verdad,
tiene usted claridad
y belleza en su mirada.
- Oh señor, que vergüenza,
nadie me lo ha dicho antes,
- Es que quisiera tocarte
para ver si eres real.
- No, por favor, no me toque,
que por aquí es pecado,
que un hombre extraño te toque,
- Son tus cabellos tan finos,
despiden sublime aroma,
que me provoca acercarme,
para olerlos mejor.
- No, no lo haga señor,
que a mi me han enseñado,
que un hombre y una doncella,
no pueden estar pegados.
- Tu piel se ve tan lozana,
como la hierba del campo...
- No siga señor hablando,
que ya me tiene nerviosa,
- Le digo joven preciosa,
que sus labios son tan rojos,
que me han provocado antojos,
de tocarlos con los míos.
- Oh señor, que atrevidos
son esos labios suyos,
yo también tengo mi orgullo,
no lo dejare acercarse.
- Puedo preciosa mirarme,
en tus ojos tan oscuros?.
- Bueno señor, eso es puro,
mírese usted por favor.
- Oh tu mirada es flor,
tu aliento casi me excita.
- Yo creo que así, cerquita,
usted me provoca cosas.
- Calla, ya beso tu boca,
este momento es sagrado.
- Señor, me siento mareada,
algo me hace vibrar.
- Déjate niña llevar,
no escapes de lo que sientes,
estoy entrando en tu vientre,
hoy te volverás mujer.
- Oh señor, que puedo hacer
para escaparme de usted,
si la fuerza se me fue,
y apenas usted es un extraño.
- Ya nada mi bien, ya nada,
lo que paso ya es historia,
y yo me llevo la gloria,
de haber sido el primero.
- No me deje aquí en el suelo,
no se valla por favor,
se lleva usted mi honor
y eso no debe ser.
- Ahora eres mujer,
ya sabrás lo que te toca,
a mi me espera otra,
con quien estoy bien casado.
- Es usted un desgraciado,
por que me hacho vileza,
si mi vida era perfecta
antes de verlo en el campo.
- Me atrajeron tus encantos,
yo también me sentí preso,
así que vive con eso,
culpable fue tu belleza
y no le llames vileza,
que a los dos nos gusto.
- Ahora que hago yo,
que le contare a mi padre,
- Dile que se te hizo tarde,
que mañana volverás,
y ojala que sea verdad
para tenerte otra vez,
aquí te espero mujer
todos los días que quieras,
para volverte a tener,
de nuevo sobre la hierba.
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