cami-de-sirga

“La misma estación…

 

 

El día era, frío, pesado,

Una espesa niebla cubría los prados,

Las vías, el andén y los bancos.

Nadie estaba sentado en ellos

Y preferían quedarse en pié, casi helados.

Una chica, al final del andén,

Esperaba, supongo, el mismo tren;

Yo, paseando arriba y abajo,

Unas veces le daba la espalda, sin desdén,

Otras, de cara, cabizabajo, fijaba en ella mi mirada,

Supongo que esperaba el mismo tren.

No entablamos conversación

Ni hola, ni hasta luego, ni adiós,

Simplemente esperábamos,

Mirando de vez en cuando, el reloj.

El tren parecía no tener prisa, se supone que venía,

Y a nosotros, los que esperábamos,

el tiempo, lento como el minutero, se hacía eterno.

Por fin, un silbido y una columna de humo

Hizo girar nuestros rostros a lo lejos de la estación…

El tren, cual destino que se lleva mi vida,

Fue acercándose, perezoso, hacia los dos.

Coincidimos queriendo subir al mismo vagón,

Cortesmente, como caballero, le cedí primero el acceso

Y, una vez dentro, casualidades de la vida o no…

Uno junto al otro tuvimos asiento.

Al principio, sólo miradas furtivas,

Parecíamos cómplices de algún secreto.

Después, alguna que otra mueca disimulada de sonrisa…

Al final, al mismo tiempo quisimos hablar:

Hola, hola, nos dijimos, ¡qué frío que hace!

Afirmación retórica para deshacer el hielo.

Sí, hace frío, pero parecec que la niebla, al menos, quiere escampar

Miramos los dos a través de la ventana

Y sí, los prados coloreados de verde,

Parecían anunciar que el frío se iba a otro lugar.

En poco, del frío y la niebla húmeda,

Pasábamos al sol que al rocío hacia llorar.

Ya descansaba el alma y nos permitimos sonreir.

Confianza, me llamo ¿y vós? Me llamaban Desolación,

¿cambiaste el nombre recién…?

No…pero ahora, Esperanza soy.

A partir de ese momento,

Nuestro viaje fue de animada charla, a borbotones, sin aliento.

Tanto nos decíamos que

Hasta nos estrañaba cual si fuera una contínua confesión .

Continuamos charlando…

Aún estamos de viaje en el mismo tren

Y no sabemos si nuestro destino será la misma estación…

Pero es tan bonito el viaje

Que no quiero que se acabe,

Triste, en el fondo de un andén

Ese hermoso viaje al que llamamos

Vida, Amor y mútuo Aprendizaje.