Muchos años han pasado amor,
desde el día que nos conocimos.
Hoy mi alma solo de mis recuerdos vive.
Recuerdos del pasado, de juventud.
Ya nuestros hijos grandes son,
y nuestros nietos por toda la casa
corren. Alegran mi vida.
Soy feliz, a mi manera.
Pero... no te tengo a tí.
Has partido de este mundo,
y sin tu amor estoy.
Te cuento que estoy muy
enfermo. Un mal acecha mi vida.
Hoy solo estoy esperando mi muerte-
Aparte de mi incurable mal,
cerebralmente dicen
que mal estoy.
Los escucho a ellos, nuestros hijos.
comentar entre ellos,
hablando bajito,
muy confidencialmente.
Pero los otros días,
mi indiscreción percibió
una comunicación telefónica
que tuvo uno de nuestros hijos,
con una de sus cuñadas.
Me entero de que mi mal
muy avanzado está.
No le temo a la muerte.
Le temo a la vida.
Sí, muy mal he de estar.
Me hacen entender con diplomacia,
que divago permanentemente.
A veces estoy consciente de ello.
Otras veces, no reconozco
quién soy. Vivo con mis pasados
recuerdos, los cuales tú llenabas mi vida
con tu presencia. Ahora ya no estás.
Agrega a tu ausencia,
esta mi enfermedad,
la cual irreversible sé que es.
Y este cerebro que a veces
no responde normalmente.
Tengo tantos seres queridos a mi alrededor,
nuestros hijos y nuestros nietos,
pero me faltas tú.
Estos días he estado leyendo nuestras
mutuas cartas de amor,
las cuales están amarillentas por el
gran tiempo transcurrido,
y hoy precisamente,
tengo juntas todas ellas
en mi poder.
Tengo los días contados,
y días colmados de locura,
angustia y soledad.
Me faltas tú, y deseo ir
a tu encuentro, clamo porque
ello ocurra. Mi necesidad de ti...
pero tú no estás presente.
Ya nada pretendo de la vida.
Vivo en una total soledad.
Me faltas tú... y deseo ir
a tu encuentro, clamo porque
ello ocurra. Mi necesidad de tí...
pero tú no estás presente.
Tu ausencia me mata, me enferma,
mi alma siento que se debilita,
y mi cerebro que se marchita.
Que no actúo ni razono normalmente.
hoy, con nuestras cartas en mi poder...
y con el deseo de que ellas
se vayan conmigo.
No sé si después que me ausente
de esta vida, vaya, no sé, tal vez, al cielo
o tal vez al infierno. Delante mío encendida está la chimenea, dándole a mi cuerpo
un poco de calor. Últimamente siento mucho frío.
Y hoy determino quemar estas,
nuestras cartas de amor.
Las arrojo sobre el fuego.
Veo se queman, se extinguen,
van apagándose todas
nuestras hermosas palabras de amor.
El fuego las consume.
Miro quemándose están,
se extinguen... como se está extinguiendo mi vida.
Adiós cartas, adiós mi amor,
adiós mi vida...
mi muerte se aproxima,
quisiera entrar a esa chimenea,
y quemar mi vida
junto a nuestras cartas de amor.
Ahora, solo espero mi final.
Mi vida sin tu presencia,
sentido no tiene.
Todos los derechos reservados del autor( Hugo Emilio Ocanto - 19/03 2013)