Tu inocencia me hace ver más allá de tu rostro
Con esa sonrisa sumisa al verme,
La pena calcada a tu imagen,
Miedo y desconfianza al verme se denota,
Tiéndeme la mano para conocerme.
No eres la más hermosa que he visto nunca,
Eres una del montón,
Simple y sencilla,
Opaca por la alegría,
Interrogantes me hago al verte,
En que terminara mi curiosidad.
No tienes cuerpo de diosa,
Ni intentes tenerlo,
Eres hermosa así como eres,
Piel blanca,
Ojos marrones,
Sonrisa sumisa,
Cabello común y corriente,
Y esos lunares que marcan el camino hacia ti.
Al verte mi piel se eriza,
Mi corazón un instante se detiene;
Cuando escucho tu vos, sintiese que sale,
Mis pies los siento pesados,
El estomago es un circo,
Tantas cosas que haces con solo tu presencia,
Cuidado chelita en dañarme.