Esta madrugada me desperté de repente, nervioso, al no poder conciliar el sueño, me levanté despaciosamente y me dirigí al living, encendí el televisor y en vez de poner el canal de deportes, puse un noticiero, allí estaban los preparativos para la recorrida del Papa en su papamovil, cuando lo vi salir en un vehículo ya no con vidrios a prueba de balas, sonriente, alzando el pulgar, saludando a todos, bajando en un momento para darle un beso a un señor discapacitado, tomando niños que le alcanzaban los de la custodia, pensé, basta de odio y agresión. Luego de la muerte de Juan Pablo II, la imagen papal con un Benedicto XVI parco y de mirada sombría, coincidentemente con varios hechos nefastos vinculados con autoridades eclesiásticas, la imagen de la Iglesia como cuerpo cayó a niveles bajísimos. Esta quizás sea la oportunidad de volver a la fuente, que un pastor se sitúe como debe ser a la par de su pueblo, y por ende esto caiga, a modo de ejemplo, como en cascada hacia abajo. Dios quiera que así sea.