Ya era hora del recreo, nos reuníamos todos a jugar entre los corredores de esos pasillos, a veces no quería correr tras de ellos, ni tampoco me gustaba que corrieran tras mío. Me gustaba caminar lentamente entre aquellos grandes pasillos sintiendo el chillido agudos de los gritos de los niños, no es que fuera adulta seguía siendo niña, más, muchas veces me comporte como una vieja en cuerpo de niña. Era aquella vez que salimos de clases, nos encontramos con gente desconocida, quizás fui desconfiada desde entonces pero aquella mujer misteriosa cautivo mi curiosidad. La vi esa vez y muchas veces más, más por temor nunca le hablé.
Supe por ahí que se llamaba Cristal… un día en mis salidas matutinas. Por las orillas del rio, escuche una voz suave y de ensueño, me acerque entre los arbustos y a mi gran sorpresa la encontré a ella lavando ropa en la orilla. Mi pies se resbalo entre las piedras y el perro que me acompañaba empezó ladrar y a moverle la cola a hacerle gran gracia a esa mujer desconocida ¡Nunca vi! A aquel perro tan gentil, se dio vuelta y me miro fijamente luego solo siguió cantando…
Niña..
niña de la luna
niña elegida por la vieja luna
niña del pasado
envuelta en el presente
niña, tu que sabes
de tu inconsciente
Niña.. eres dueña,
de aquello que le temes
de un futuro sueño
estrecho entre tu mente.
Me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo, llame al perro y a pesar de su porfía termino obedeciéndome. Camine raudo mientras aquella canción retumbaba en mis oídos. Así fue el comienzo de todo. Así fué.
Continuará.