Te doy mis primeras palabras al empezar el día
agradeciendo que me das otra vez la vida
y al final de la jornada, antes de perderme
en el océano inmenso del sueño
te digo gracias por las horas vividas
En medio de las dos palabras quedan las horas de culto
vivo el trabajo como un rezo,
con el coro de los medios, la unión de los esfuerzos
una esperanza de hierro caminando hacia un sueño
y así en medio del proceso una veces me detengo
doy un suspiro, te doy un aplauso, y te siento
otras, me lamento, te pido perdón y me arrepiento
y cuando me viene un mal pensamiento
entonces digo "Padrenuestro..."
Mi vida sólo tiene vida si camino siguiéndote,
si mi existir es un rezo.