Soñándote eras otra dama
otra auténtica hembra dispuesta a darte
entera
desnuda
desistes, tú, muchacha
soñando dices todo aquello cuanto callas
a plena luz del día, donde nuestros ojos
apenas cruzan y escaso es todo
deseo
la fuerza
los cuerpos
ni el roce mismo que es inicio que es lascivia.
Empero tú te gozas, tú desvives
la noche mía, sueño de ambos.
Soñándote eras otra dama
candente
eterna
y liada así, conmigo.
Ni fuerza existe
ni dios que juzgue
la unión de carne si es en sueños.
Espero la hora cero y siete
sin un minuto tarde ni antes,
espero así tu
venida
de la nada.
Espero la hora cero y siete
es la hora para estar contigo.