Madre querida, hoy parta al alba,
con el alma pendiente de perderte,
y perderme la presencia que me salva.
Madre querida, tú, mejor que nadie comprendes
que en la vida hay caminos rotos;
que caminaré porque tú ya no me atiendes…
no malinterpretes, yo te quiero,
y ya te extraño, pero debo caminar,
solo para entender lo que quiero.
Déjame valorar el desprecio de la vida
que tú ya viviste con amargura,
porque tu alma a esta mía está unida.