arturo maldonador

DIÁLOGO DE MEDIA NOCHE

Tu mensaje nocturno

hace huir la somnolencia.

"¿Puedes hablar?

Te llamo para que no estés solo,

quiero estar contigo,

meterme en tu cama, en tus brazos,

que me cubras con tu cuerpo".  


Son las 23:56:07 horas.

Casi la medianoche del 11 de octubre.

Me quedo un poco confundido.

¿Me hablas, te hablo, a estas horas?

El tiempo corre algunos minutos

y por fin llamo a tu teléfono,

el nuevo día ya comienza 

a la media noche.


 Con voz muy queda

nos hablamos,

como queriendo que sólo

el corazón escuche,

las confesiones del amor. 


Sonidos apagados,

el reflejo de la luz al otro lado,

el chirrido de una puerta

que se abre o se cierra.

Sólo tu y yo. 


Tu voz llega al oído

y tu presencia tan distante.

Una paradoja,

estando tan cerca

sigues muy lejos. 


El lenguaje se acaba

al intentar  explicar o describir

lo que sentimos

cuando estamos juntos. 


Desde el encuentro,

en el lugar que hemos acordado,

nace una emoción sin nombre. 


Las miradas con las que jugamos

tienen su lenguaje,

que sin hablar o expresarlo,

lo entendemos, con gestos

y movimientos corporales

y algun suspiro que brota,

tal parece, espontáneamente. 


"No se como decirlo,

-escucho tu voz que habla-

cuando estoy contigo

como que quiero ser tu,

y lo divino del amor,

hacerte sentir,

con mi presencia y sin mi.


Y olvidarme de quien soy yo,

entregarme a ti,

para que seas tu"


"Yo siento lo mismo"

-te contesto-

"Anhelo en cada instante

de íntima comunión

que te invada el goce

y su alegría te desborden.

Y que siendo el complemento

en estas experiencias,

tu las vivas en completa plenitud". 


"Que me convierta en ti,

en tu propia huella.

En la pisada de tu pie

completo, quepa el mío,

para que sólo sea una".


Es el intento de explicarnos

lo que sentimos

uno con el otro,

el otro con el uno.  


Acercarnos sin límite,

en su totalidadel yo con tu,

el tu con yo. 


Borrar, desaparecer,

cualquier diferencia,

juicio, comparación

o reminiscencia. 


Del punto cero

del infinito círculo,

sentir y vivir

estos momentos nuevos.


Por que la memoria se ha ido.

Por que los dos somos uno.

No hubo ayer.

No hay mañana. 


La eternidad,

en este instante de unidad.

No hay noche,

tampoco día.

Lo sensorial desaparece

y se abre el telón

a otros niveles de conciencia,

donde nos damos cuenta,

la ilusión de las diferencias y dualidades

se ha evaporado. 


En el diálogo nocturno,

se aclara un poco más

las sensaciones tan raras

e inexplicables

que brotan y nos avasallan,

cuando vivimos el amor,

que circula, no tan solo

en cada una de nuestras células

del cuerpo.

Éste viene de la profundidad del alma,

la verdadera esencia. 


Cuando en el amanecer temprano,

lo corpóreo está inerte,

como dormido,

nuestras almas en su vuelo,

se entrelazan.


Recuerdan por un instantesu origen,

antes de que el sol

nos despierte de éste sueño.

EL POETA DEL AMOR.12-10-12

 MÉXICO.