Ya eran las 20:35 p.m. afuera de mi ventana el viento soplaba enormemente, el cielo era gris intensamente y las nubes habían tapado todo el universo estelar vistiéndose de negro. Nos solíamos ir a dormir temprano mis dos hermanos y yo pero aquella noche no podía conciliar el sueño y decidida me incorpore en la cama arrope mi cuerpo con una frazada y me dirigí hacia la ventana. Estaba tan fría la noche que mi cuerpo temblaba de pronto los estruendosos truenos empezaron a sentirse y el perro lobo (mi compañero) se sintió aullar lastimosamente, nunca sentí miedo por la noche o quizás lo sentí y nunca pude describirlo más ese día sentí correr por mi espalda un río helado, un frio que estremeció hasta mis pequeñas piernas. En el salón de la casa el reloj daba las campanadas de la media noche, eso llamo mi atención abrí la puerta despacio y encamine mis pies por la escalera con destino al ático, llegando allí en medio de la oscuridad me apoye en aquella ventana redonda y me dispuse a seguir observando la lluvia caer. La verdad no era una simple lluvia era mas bien una tormenta enorme, Lobo seguía aullando y ya estaba completamente decidida en ir a su encuentro, de pronto entre los grandes arboles vi una sombra completamente vestida de negro una capucha completa cubría la silueta y me refregué los ojos pensando que era solo una visión de mi insomnio parecía flotar entre la espesa lluvia de pronto lobo salió corriendo tras la siga de aquella silueta y salí corriendo escaleras abajo, abrí la puerta y entre los charcos de agua mis pies desnudos se enfriaron rápidamente, sentí mi corazón latir tan rápido y aunque mi trote era raudo sentía que solo avanzaba despacio, el perro seguía aullando más lastimosamente como si lo estuvieran maltratando. Fue tanto mi asombro cuando llegue a su encuentro, tratare de explicarlo con mis simples palabras: la silueta negra lo sostenía entre sus brazos y en una de sus manos el brillo de un cuchillo tipo garfio me hizo gritar de terror, mis gritos no los escuchaba nadie, ni la lluvia, ni el viento, ni la silueta de la sombra. Lobo me miraba lastimosamente mientras yo veía como le quitaban la vida. Un fuerte dolor en mi pecho me hizo desvanecer.-
Desperté de pronto en mi cama me levante raudamente y al poner mis pies en la alfombra fui poniendo mis pies tras las huellas de barro que habían en mi recamara, el revuelo era grande, todos me miraban con cara de lastima, no comprendía si había sido un mal sueño o simplemente la realidad de una visión, llegue a la puerta, mi madre me miraba y tocaba mis cabellos Joel, el capataz de la hacienda lleva a lobo en sus brazos. Corrí hasta la rivera del rio ahí permanecí por horas.-
Continuará.-