Dos estrellas en el cielo brillaban a la par,
como dos luces de neón sobre un cielo singular,
iluminaban la noche que se veía tan oscura
y ni un espectro por las calles,
nada, solo basura.
Aún recuerdo como los perros ladraban sin cesar
como algunos aullaban y otros dormían muy a su pesar,
el ruido era tan intenso pero no he de olvidar
que fue esa misma noche, que te aprendí a besar.