Carmesi sobre mi cuello,
cual esmeraldas de cristal,
descontroladas arruguillas,
en mi camisa al caminar.
Desde eso, te recuerdo,
tan sediento como ahora,
en las horas que la luna,
se hace cita con la aurora.
Al desplomarse cual polvillo,
infortunados farolillos,
pienso ¿acaso es un deseo,
desde el alma de algun niño?
Despues pongo el ´pensamiento,
en la acera del camino,
y mis manos escondidas,
en mis bolsas por el frio.
De repente recordando,
en mi rostro nace un brillo,
la sonrisa que al instante,
se ha asomado sin pedirlo.
Y me siento como oso,
hasta el sol juega conmigo,
y es entonces que me noto,
enamorado como un niño.