bonifacio

El hombre que solo sabía reír

El hombre que solo sabía reír

Fue hallado culpable

De este hecho delictuoso.

 

El criminal amablemente se dirigió al juez de la causa aduciendo sus argumentos de defensa

Y dijo:

“Yo nunca me he encontrado serio.

 

Figúrese usted señor usía

Que la existencia siendo un misterio

Desde que uno nace hasta el cementerio

Tiene una extraña ironía

Porque siendo apenas la vida

Un resplandor un instante

Nos creemos tan importantes

Buscando el poder y la fama

Forjamos ministerios

Damos cátedra por cuanta cosa

Regalamos frases y rosas

Llenas de espinas dolorosas

Creemos en el amor

Practicamos la guerra

Y la tierra no siendo más

Que un habitat transitorio

Hacemos clanes matrimonios

Nos llenamos de alcurnia

Una pose aquí y otra allá

¿Y que queda para la humanidad?

El teatro y la vanidad

Dentro de un consultorio

De cuanta enfermedad”

 

.¿Mental? preguntó el juez.

 

.-Si mental su señoría

Y por eso no puedo dejar de reírme señor juez

De tanta pelotudez”

 

El juez

Que ya hace tiempo no reía por nada

Y que tampoco lo iba hacer esta vez

Le clavó la mirada

Y lo condenó a morir de pie

Esclavo de la lágrima viva

Que surge espontáneamente

Cuando la alegría se resiente sin la libertad.

 

El hombre preso por ende no río más

Y lloró por su causa perdida

Y ya no quiso cantar.

 

Y murió en una penitenciaria

De Senegal.