Yo soy el primero,
una sombra al final
del pasillo.
Hago girar el carrusel,
alejando de inmediato las risas.
Mi dedo en tus labios.
He robado algo precioso.
Yo soy el segundo,
solo en medio de una muchedumbre sin rostro.
Un ser humano atrapado
en sueños de color blanco y negro.
Grito para así despertarme.
Mi voz se ahoga bajo tierra,
sólo los muertos pueden oírme,
y verme.
Yo soy el tercero.
Un maestro,
un centinela vigía.
Sostengo la verdad como una antorcha,
haciendo que las sombras parpadeen delante de mí.
El ocular rápido sigue la
cadena de pensamientos
hasta que el silencio termina.