¿Por qué cierro, mi pasear?
¿Por qué me escondo, en el sofá?
Si la calle es, aventura y sonrisa
Dura depresión, desvariada…
Que matas, los gritos de mi alma;
Todo es corazón, espíritu y visión
Y a pesar de tenerlo, sigo con pijama;
Detrás de las cortinas, de la ilusión…
¡Muerte que en vida, vives con migo!
“Dios” es de ello testigo, en primera fila
Yo le pido consuelo, como un mendigo
Y el mira mi puerta y pasa, de mi herida…
¡Camino por la oración, entre mil silencios!
De dolores…que supuran, mis constantes
Los médicos me dicen, irreversibles martirios;
Que tienes que acatar, en tus variantes…
Ya no me quedan lágrimas, en las retinas
Mi llanto, es un difícil y cruel calvario;
Que yo mismo edifique, en mis colinas;
Ilusiones que perdí, en problemas varios…
Ni con la raíz cuadrada, puedo calcular
La penumbra y el dolor, que vive mi penar
Entre duendes de locuras sin depurar;
Que voy sumando, en todo mi caminar.
¡Perdóname “Señor” si he mentido o pecado, pero vivo en la confusión de mi legado!
Modesto Ruiz Martínez / 21/11/2009