No es una noche triste, es melancolía viva.
No son recuerdos superfluos, es un pasado vivido.
No es un amor perdido, es la experiencia puesta en el camino.
No es un nosotros; fue un tú y un yo.
Te dejaste llevar por el aroma de los verdes prados, disfrazando
la esencia,
para no sentirla.
Con temor y precaución fuiste conduciendo un angosto transitar,
para no chocar. A veces siendo, otras cediendo...
Al final confiaste; vestida de nobleza, cual princesa de corte,
por un sentir que tanto escasea. Diste estética a un castillo
y con él al precipicio.
Lunas y soles fueron testigos del romance construido.
Rompiendo tus reglas ibas aprendiendo.
El huir no sirve, ante ese sentimiento.
Un mal final se convirtió en uno bueno; aprendizaje,
experiencia, se suman a tus alas, prestas a alzar el vuelo
en cualquier momento.