arturo maldonador

OLA DEL MAR

 

Sin ti, pasa otro día,

se va distanciando el momento

que frente a mí,

tu desnudez

la disfrutaba la pupila.


En esa tarde de un sábado

las tres, pasado meridiano,

para ser exacto,

exclamaste frente a un teléfono:

¡Háblame a las cuatro para irme!


De inmediato,

se volvió triste mi silencio,

apenas, un poco más de tres horas

habíamos convivido,

una hora solamente,

me quedaba para estar contigo.


Qué de pronto,

el tiempo que pasaba lento,

se volvió carrera

y miraba el minutero del reloj

que volaba en cada vuelta.


Lo nervioso volvió a acompañarme,

mientras bebías un café,

minutos después,

volvimos a sumergirnos

en la intimidad.


El velo del ropaje,

que mostrabas tan común,

por la calle donde llegas

y mi salida a recibirte,

se desvanece poco a poco.


Aunque quiero vivir de nuevo

ese bello momento al descubrirte,

no me concentro,

por que el final de la hora

ya se acerca.


Extendida,

como una ola adormecida,

navegante que cada vez

conoce más las aguas de tu mar,

con diestro placer de ambos,

navego junto a ella.


En momentos, a su lado,

en otros, la ola me cubre

y es jinete de mi humanidad,

o bien como un submarino,

me sumerjo en ella.


La tempestad del tiempo,

cada vez más se avecina,

y es un viaje intenso,

recorriendo todas

las aguas de su mar.


Con premura visible,

sin saborear completamente,

los distintos escenarios,

que pasan por la vista

y por la piel.


Darme cuenta, muy fugaz,

en un recorrido, casi instantáneo,

donde muy rápido

las formas, colores y perfumes,

se suceden uno tras otro.


Y los apresurados gestos en tu cara,

cuando el tiempo se termina,

y en la mirada que nos damos,

saber y desear

la repetición de esta aventura,

con más tranquilidad.


Y la esperanza

de ese nuevo viaje próximo,

ya desde ahora,

la mente y el cuerpo,

lo imaginan.


Y en ese movimiento

tan apresurado,

se va la vida, el alma,

y la esencia se convierte

en parte de ti.


Por que ya somos parte

de la ola del mar

donde se encuentra

el destino final

de cada viaje.

EL POETA DEL AMOR. 2012.

CABO SAN LUCAS, BCS. MÉXICO.