De pronto se abrió una puerta
Una ventana un tragaluz
Por donde apareciste tu
Amor que mi alma reclama.
Yo confiando en mi valentía
Besé su boca de lana
Y la sentí diferente.
Era evidente
La diferencia que había
Entre el amor que soñaba
Con esa boca que ardía sin pensar en el mañana
Que bajando mis ojos le dije
Que este beso no valía.
Y tomando mi sombrero de pana
Mi maleta siempre vacía
Abrí la puerta de nuevo
Y me marché por esas calles
Solo y con pocas ganas
De soñar con fantasías.
Esa puerta no era mía
Y su luz era engañosa.
En ese preciso momento
Frente a mi pasó una moza
Y siguiéndola con la vista
Me volví de nuevo optimista
Y silbando me fui de jarana.
A la casa de Silvana
La que no da juramentos
Siempre buena compañía.
Silvana
La que espera.
Silvana
Con su cuerpo de pera.
Silvana
La amante de aquellos días.
Silvana
Buendía.