Murialdo Chicaiza

Uno en mí.

 

Solo porque ando en busca de la palabra

de aquella que se escapa cuando la busco,

esa brizna de aire, apenas signo,

que pueda dar algún sentido

a este sinsentido de la espera.

 

Y busco lebreles en otros mares

marionetas cansinas en los caminos y porque

estoy en espera de algún atajo

que me devuelva el niño que no fui.

 

Solo por eso, nada más.

 

Voy arrumando imágenes y campanas,

chivos expiatorios, tristezas diarias:

mas no hallo al hombre que imaginé,

me asquea la ternura de ciertas palabras.

 

Me miro en los espejos y me deshabito:

No creo en el hombre, ni en mí, solo en la soledad

esa insólita flor de plástico,

donde reclamo algún efímero triunfo.

 

Apenas logro escapar de lo cotidiano,

de esta espesa dimensión, de mi universo brana.

Y en este otro encausamiento de aguas

adelgazo la esperanza cual espagueti

que me engulle en certero sorbo.

 

Así me disgrega sin reclamos y miramientos

y vuelvo a la búsqueda una y otra vez:

Por las alcantarillas de la inocencia,

por las grutas de alguna poesía muerta.