Es necesaria mi ausencia;
para que valores mi presencia.
Es inevitable mi silencio;
para que escuches mi voz.
Es necesario que cierre mis ojos;
para que abras los tuyos.
Es irrevocable mi partida;
para poder tener bienvenida.
Son impredecibles mis labios sellados;
Tu nombre en mi sangre viven tatuados.
No importa cuanto calle, ¡nos amamos!
Y al final no importa qué, nos toleramos.