El jardín mustío
de flores secas,
no sabe de cuidados
de las manos bellas,
que tocaban ramas
y brotaban tiernas.
Las margaritas donde
la verdad buscaban
del amor ido,
tan lejos del jardín florido.
La lluvia del sur
no riega sus surcos,
solo el viento agosta
flores y pimpollos.
Llegará el momento
de arrancar todo
y plantar de nuevo
con manos morenas,
así la tierra
pasara sus penas.