Mi alma era como la primavera de Vivaldi
Leve etérea y envolvente.
Dulce pasaba entre la gente
Cual mariposa
Se posaba en una flor
Que anunciaba la fruta jugosa
Revoloteaba y hacía cabriolas
Retozaba entre rosas y amapolas
Compañera de la brisa
Y la sonrisa siempre virtuosa.
Mi alma era de Vivaldi
Cuando fui una larva sedosa.
Pero la música cambió
Y un día vino a anunciarme
Que me anduve equivocando
Cuando quise yo amarte.
Te liaste con Mozart
De puro celosa
Y planeaste con Bach
Un fuga sorprendente.
Y yo menos mal
¡Que suerte la mía!
Me encontré con Bob Marley en la isla Margarita.
Ahora vivo al día y mi alma no necesita
Más que este glorioso presente.
Ya no pido más que este instante
Y desde el fondo de mi ser regurgita
Una nueva alma remosada
Después de tantas desdichas.
Mi alma fue de Vivaldi
Y aún me queda el resabio
De aquella inocencia bendita.
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