Pueblos hambrientos y maltratados
dignos de gozar de una primavera,
por tantos años, seres defraudados
con códigos que los enmudeciera.
Crónicas sombrías sin clemencia
para justificar cualquier barbaridad;
invasiones, regicidios y obediencia,
hechos en nombre de la libertad.
Cuánta fortuna en la Madre Tierra,
tristes pueblos que entre sí se lapidan
traición de colosos armando guerras,
aldeas de ilusiones que las validan.
Riqueza Bruna descansa en su mina,
tren de gárgolas del viajero tesoro,
la fingida ventura de otra colina,
dejaron antes penas en otro poro.
Colocadas marionetas en el trono
que amparan intereses de la ventaja
de los que viven por años el encono,
aquellos que no producen migaja.