(para alguien allende los mares)
Los viejos del lugar dicen
que los valles nos separan
y que las montañas nos unen.
Cuando miras las cumbres altivas,
En piedra y cimas a veces escarpadas,
¿Cómo creer que eso nos une?
¿No será quizá el valle lo que a la gente reune?
Es el valle quien separa, y es el monte el que nos une.
También los océanos, por profundos que sean,
Por amplios que parezcan más allá del horizonte,
Unen las historias de nuestros continentes,
No separan, sino que unen, nuestros corazones.
No nos llevan al olvido sino que amplían nuestras mentes.
¿No es una carta la bella palabra que nos une en la distancia?
¿No es mirando al horizonte donde veo tu rostro,
Reflejado en el cielo y anunciando el alba?
¿No es la noche, que en su oscuridad, no nos separa sino te abraza…
Mira con la razón lo que nos separa:
¿Serán los valles, las cimas, los montes, el océano,
Las cartas, los rostros, la noche o el alba?
Contempla bien que lo que nos separa son los corazones cuando,
por sinrazones, se olvidaron que el otro tiene alma…