Mis enamoradas ansias
Mi dolor es un torrente de aguas rojas que se va derramando por los pasillos vacíos de los afanes, algunas veces es como un arroyo que va franqueando empinados riscos, cayendo desde elevadas cascadas, otras arrastrando piedras y en algunos sitios de apacibles y mansas aguas, donde descansan las dolencias de mis enrojecidos antojos.
Pero el día que logre vencer las barreras de la carne y mi espíritu ascienda más allá de las fronteras imaginables del hombre, ese día dejaré de ser como ese río que se deja llevar filosóficamente por el acostumbrado cauce, para al fin ser libre de toda dolencia y en la paz del espíritu descansaré, sin recordar que una vez fui carne, pecado, dolor y hambres, para descansar sin las memorias que me mantienen preso en un jaula de sed, sin el agua bendita de su boca, para que calme mis enamoradas ansias.