Nunca pensé que llegaría ese momento, en que una palabra escrita valiera más que una dicha, el mundo imaginado es poco real, y el mundo en que vivimos cada vez se hunde más. Depresión, inflación, televisión, efectos reales, para gente real. Soñar, volar, amar, ahora es solo para gente virtual.
Ahora una cuenta virtual, tiene más sentido que una sonrisa. Y una pantalla refleja más, que la propia vida. Trafican, venden y juzgan, es ese, el mundo virtual.
Mundo virtual es esconder un rostro bajo códigos binarios, mundo virtual es valorar una imagen y no la verdad.
Desde chicos estamos marcados y sistematizados por la nueva ola informática, un pensamiento se somete a juicios para ganar seguidores, aquí se vende una idea como copas de coñac.
Una notificación es un esperanza, un deseo, un anhelo, el olvidar fácilmente se logra con un clic en eliminar y ahora recordar se guarda en un breve documento.
Es injusto acariciar el teclado, cuando dejamos de acariciar nuestra propia alma, injusto comprender un programa y no hacerlo en nuestra casa.
No quiero creer en un futuro que promete mentes sistematizadas, ni amistades valoradas en la red, no quiero escribir para la cotidianidad, no quiero regalar mis versos a un mundo virtual.
Quiero un online de verdad, no quiero el verde de conectar, no quiero esperar.
Espero un duelo de miradas, un tacto, un olfato. Deseo probar la realidad en pequeñas porciones de minutos. No más de giga, megas, solo requiero tu magna presencia.
Corre a un campo, sin barrotes ni celda, acaricia tu cabello libre y autónomo.
Escribe sin correcciones, habla sin restricciones, da la cara a una falsa palabra, pero no dejes esperando a tu misma Ilíada.