No habrá olvido,
las reliquias
de los cuerpos
que perdimos,
tan temprano
en cada herida,
retoñarán aladas
de savia
sin Otoño
porque son
como el árbol talado
que retoño:
Porque aún
tenemos la vida*
Ellos
tan jóvenes,
tan nuestros,
al silencio,
por siempre
condenados
Sus voces,
ahora retumban,
su presencia,
el aire perfuma
Ángeles custodios,
guerreros del espacio
mariposas brillantes,
volando a nuestro lado
Tanta sangre derramada,
tantas lágrimas vertidas
a la mar han nutrido
Sangre y lágrimas
convertidas
en soplos de briza,
hoy besa las mejillas,
de los que luchan y caminan
El cielo esparce la lluvia
refrescando
las almas agobiadas
Y al despertar el sol
florecen otra vez los campos
Entre la hierba brota
el alma de los muertos,
indignada,
reclamando a gritos
la justicia sepultada
Los corazones palpitan,
encienden jubilosos
las antorchas,
en las manos estrechadas
es la luz anunciando
una nueva alborada,
por fin, nace la verdad
es el milagro de la vida,
que explota en las miradas
Elida Isabel Gimenez Toscanini