Tiempo: aleja hacia desconocidas galaxias la pena que me atormenta el alma para que mi amada no sepa que sufro por ella. Necesito tanto su presencia física que llena de regocijo mi corazón de poeta enamorado!
Tiempo: lleva rápidamente mis lágrimas al mar para que se confunda con sus aguas y mi amada no sepa que lloro por ella ¡La añoro tanto!
Tiempo: Devuélvete justo al momento en que conocí a mi amada, que tanta felicidad me ha ofrendado.
Tiempo: Acelera tu paso para que más pronto regrese mi amada a llenar el vacío yacente en nuestro lecho desde hace un milenio.
Tiempo: Borra de mi rostro toda huella de sufrimiento por la ausencia de mi amada para que a su regreso la luz de lo prodigioso la deslumbre de amor.
Tiempo: Devuélveme la juventud que me robaste, sin resistencia y sin conciencia de haberla perdido, para que mi amada no vea las arrugas que me dejaste a cambio de lo sustraído, ni la melancolía que consume cada tuétano de mis huesos, y vea en mí la lozanía que tuve hace milenios.
Tiempo: Llévate bien lejos -a otra dimensióm- mi miseria y transfórmame en un opulento personaje para complacer todos los caprichos de mi amada, por más inverosímiles que sean.
Tiempo: Hazme un poeta de florida y agradable obra para leerle a mi amada mis versos y transportarla en alas de la imaginación a exquisitos parajes y no fastidiarla más con peroratas impertinentes.
De mi poemario Ofrenda lírica a Briceida.