Sara (Bar literario)

Cavilaciones

Abismos

La vida

Un tiempo atrás nos separamos

Me dueles tu sangre en mis costados

Una serpiente descubre el mapa de su piel.

Doce nocturnos y un vaso aíslan la enfermedad.

 

 

La serpiente se extrae una epifanía para cuidarnos de su noche

el mapa es una necrópolis de mentiras.

Estamos libres en el espacio

/es/

una bodega con paredes de cristal y suelo de arena.

Se inicia el oficio de pecarnos.

 

Tu voz: el silencio de señalar el blanco de las cosas

Imitemos el objeto en los sucesos de sus partes.

 No llego a ti

                     en el sitio de tu alma

                                                            en mi pecho.

No llego y estás en mi sueño.

 

La lluvia es una alondra hacinada en tu ventana

Te comías su mendrugo quebrando tus dientes.

 

La lluvia se condensa en tus manos

Me voy de tu herida

No hay sangre

Una arritmia se ha quitado la vida

Eras tú.

 

Caminas

A tientas, desesperado,

Escalas la burbuja del cielo

Y no alcanzas a mis párpados.

 

Cuánto amor se ha secado en el patio trasero.

 

La mañana tiene asma, una aguja cose mi alma

No respira el mar de mi garganta

Los hilos tienen partes de mí

Te amo una vez más

Para qué

No hay respuesta en el rito de olvidarnos

No hay olvido, un amor quiso amarnos

Nos fugamos a otros brazos

 

El corazón tiene un manicomio de nombres inventados.

 

Tú,  tierra que no sepulta su muerte.

Ven a mí

Atiende a la catedral sin invitados a la siesta eterna.

 

No

Quédate ahí

Deja a mi mentira lavarse el rostro

Sin maquillaje no tiene pena de reconocerse.

 

Era el amor esta costumbre de tener los miedos despiertos

era el amor una hoja tirada en

cualquier lado donde no haya palabras

una poesía golpeando sus manos

esgrimiendo la locura en un acto que se tuerce en los músculos

regenera el hábito y se escuda en el epíteto del fracaso.

 

Abismos

no era amor

era la manecilla girando en el vaso.