Ese, tu cuerpo semidesnudo.
Tu cuerpo crucificado.
Tu rostro que irradia amor,
a pesar de todo lo que has padecido.
El peso de esa cruz.
Los latigazos que recibiste.
Las ofensas, la crueldad, las escupidas,
las caídas, la corona de espinas.
El extenso camino
que recorriste,
hasta encontrar la muerte.
La indiferencia del que
al lado tuyo estaba,
y el amor del otro.
Todo lo que soportaste Señor,
por amor a nosotros.
La espada que clavaron en tu cuerpo,
los clavos en tus manos y en tus pies...
En una iglesia estoy,
delante de ti, contemplándote.
Mis lágrimas enturbian mis ojos,
que no dejan de mirarte.
Vengo a pedirte perdón Señor,
por todos mis pecados cometidos.
Vengo a agradecerte
todos los pedidos que me has otorgado.
También vengo a solicitarte
Paz en el mundo.
No es la primera vez
que deseo besar
tus pies ensangrentados.
Una vez lo hice,
y hoy nuevamente deseo hacerlo.
Hoy, que solos estamos
en este, tu altar...crucificado.
Y si más gente hubiese,
no me interesaría,
no me inhibiría.
Lo mismo tus pies besaría.
Me acerco a ellos Señor,
y beso tus pies.
Mi alma logra Paz,
y llora tu muerte.
Te amo Señor.
Todos los derechos reservados del autor( Hugo Emilio Ocanto - 26/03/2013)