Ocurre en su venida.
Un calendario marcado por los días.
Que a cucharadas poco a poco ofreces.
Largamente ella quisiera,
Lamentable me asalta el tiempo.
Cuando su rostro sale del escondite del cabello.
Cuando se estiran los frutos de sus labios,
Espaciados y lentos como los cielos que yacen en las ciudades.
Largamente ella sale a la hora de la flor,
a la hora que ofrece el funeral de la noche.
Largamente ella quisiera.
Metidos en capullos, tirados en las hojas secas.
Alargados entre las bignonias, complacidos por lo que el reloj nos da.
Humberto Velásquez
26-03-2013
10:32 p.m.